“Proyectil
impactando smog urbano,
Transformando
niebla gris, en cielo sano,
Y vas
dejando tras de tí, dulces vientos
Que
vienen y tocan en mí, todo dentro”.
(…)
“En
Bogotá, todos somos colombianos.”
Canción agradecida a Bogotá – Legis Tres Palacios.[2]
Un contexto necesario
En opinión
de Jesús Maestro, la novela moderna tiene un elemento fundante que la
diferencia de los materiales literarios elaborados en épocas anteriores: esto
es, el contenido autobiográfico, con referencia al autor.
No puede ser de otra
manera, la novela moderna personifica, como ninguna otra representación, la individualidad humana como base de la
sociedad laica, que instauró la República iluminista.
Maestro hace
referencia en varias presentaciones de Internet a la novela de Cervantes, indicando por ejemplo, cómo dentro de “El
Quijote”, en la historia del Capitán
Cautivo, Cervantes introduce contenidos autobiográficos. (Maestro, 2018)
Para realizar un análisis de la evolución
de la narrativa moderna, Jesús Maestro nos presenta cuatro
variantes de posibilidades del elemento autobiográfico en la
novela moderna, análisis posible de aplicar a la novela contemporánea, siendo
la contemporaneidad una radicalización del relato individualista en desarrollo
de este aspecto característico de la novela contemporánea.
Se puede hablar entonces de la autobiografía, la biografía históricas, y la biografía ficcionadas. Siendo el
relato de Juan Gabriel Vásquez, una posible biografía ficcionada de un relato sobre un ser humano afectado por la
violencia del narcotráfico, con las siguientes características:
·
Aunque el relato es ficcionado no se coloca en
las categorías de fantástico o irreal.
·
Se narran hechos que pueden o sucedieron a personas realmente existentes,
tal vez no de la forma como sucedieron, pero si se reflexionara sobre ellas, se
considerarían plenamente posibles de ocurrir.
·
Es relevante un presentismo; se representa el
pasado, en una narración presente, retrospectiva, analéptica, puesta en un ente
de ficción, aunque lo que se cuente sea verdad.
De la autobiografía de la novela moderna a la auto-ficción de la novela
post-moderna:
Un hecho
aparentemente intrascendente en la literatura contemporánea, ha sido la
aparición de la autoficción como recurso de elaboración del relato, -una
modificación del narrador-. Según el
análisis de dos críticos, esta modificación del narrador se presenta en los
siguientes términos:
Serge Doubrovsky introdujo el
término para describir su novela Fils, con la que desafía uno de los principios
fundamentales de la autobiografía: la identidad nominal entre autor, narrador y
personaje, y con ello el pacto autobiográfico propuesto por Philipe Lejeune en
1975. (Sandoval, 2015, pág. 221) (Paréntesis fuera
del texto)
La
investigadora Erika Sandoval manifiesta como, la narratología sobre “sí mismo”
en América Latina en etapas anteriores a la contemporánea navegó entre, “la autobiografía, las memorias, el diario íntimo, la novela
autobiográfica y
la autoficción”. (Sandoval, 2015, pág. 222)
Una segunda
tesis planteada por la autora, se relaciona con el poco desarrollo teórico
sobre el género biográfico en Latinoamérica, abriéndose teóricamente a plantear
una posible causa; esta es, el debate permanente por la
construcción de las identidades colectivas, más que por las individuales
indicando que estas últimas solo se divisan como tópicos importantes dentro de
la literatura hispana, con la post-modernidad y como resultado de la
homogenización cultural global.[3]
A decir de Sylvia Molloy, la
preocupación nacional y la conciencia cultural, aunadas a la auto-censura, a la
vacilación entre lo público y lo privado, son sólo algunas de las inquietudes
que priman en la auto representación del autobiografo hispanoamericano (1996:
15). Por eso, el espacio para la exploración del “yo” del autor está sujeto a
intereses que tienen más que ver con la creación de una imagen pública y con el
“imperativo documental”. (Sandoval, 2015, pág. 223.)
Por otra parte, la
auto-ficción en la obra del narratólogo Negrete, se plantea como una biografía ficcionada, en
la cual el "yo" pierde sus contenidos modernos, para instaurar por otros medios, el análisis de realidad, tan presente en la
literatura latinoamericana y aunque suene paradójico, puede ser que la autoficción sea una forma de eludir la auto-censura impuesta por centurias de terrorismo de estado.
Es por ello
que se esboza en este escrito, la
articulación entre análisis de realidad y la auto ficción, como base para el examen
del relato de Juan Gabriel Vásquez, “El ruido de las cosas al caer”,
considerando que la auto-ficción puede ser como lo plantea Negrete, un espacio
de búsqueda de identidad, no tanto individual, sino colectiva.
El escenario
del relato individual se desenvuelve en perspectiva de esa búsqueda. Tal vez
porque los bogotanos, se pueden identificar con la historia de la obra. Los
bogotanos marginados y humillados como ningún otro ser cultural en la nación
Colombiana. Utilizados por los políticos de todas la pelambres y por los
guerreristas de todas las guerras.
En ese
sentido la narrativa de Juan Gabriel Vásquez, representa la orfandad de Bogotá
frente a la Nación y al resto de la ciudadanía colombiana. Bogotá reiterativamente
acusada en todas las épocas de centralista, de excluyente, y sin embargo, el lugar hacia el cual, todos enrutan su
búsqueda de refugio, para eludir las
barbaridades más atroces cometidas en el país.[4]
La
autoficción permite narrar una historia para contar, cómo ve un bogotano (los
bogotanos), esa guerra que mantiene a nuestra ciudad sitiada y por la cual se
siente absolutamente desbordada:
Bogotá, jamás pudo concluir su utopía de “Atenas Suramérica”, la modernidad le fue esquiva y en el desarrollo de una presunta posmodernidad, parece que los derivados de aquellas guerras eternas, de aquellos feudalismos imperecederos, la zona de confort de ´los innombrables´, de quienes a Colombia le es tan difícil desprenderse, tampoco le permiten desplegarse hacia una cultura del desarrollo.
Yo, desde
luego, no puedo culpar a Maya Fritts por haberse ido de Bogotá cuando tuvo la
oportunidad, y más de una vez me he preguntado cuánta gente de mi generación
habrá hecho lo mismo, escapar, ya no a un pueblito de tierra caliente como
Maya, sino a Lima o Buenos Aires, a Nueva York o México, a Miami o Madrid.
Colombia no produce escapados, eso es verdad, pero un día me gustaría saber
cuántos de ellos nacieron como yo y como Maya a principios de los años setenta,
cuántos como Maya o como yo tuvieron una niñez pacífica o protegida o por lo
menos imperturbada, cuántos atravesaron la adolescencia y se hicieron
temerosamente adultos mientras a su alrededor la ciudad se hundía en el miedo y
el ruido de los tiros y las bombas sin que nadie hubiera declarado ninguna
guerra, o por lo menos no una guerra convencional, si es que semejante cosa
existe. (Vásquez,
2018, pág. 194.)
Bogotá, jamás pudo concluir su utopía de “Atenas Suramérica”, la modernidad le fue esquiva y en el desarrollo de una presunta posmodernidad, parece que los derivados de aquellas guerras eternas, de aquellos feudalismos imperecederos, la zona de confort de ´los innombrables´, de quienes a Colombia le es tan difícil desprenderse, tampoco le permiten desplegarse hacia una cultura del desarrollo.
El
feudalismo sigue ahí, con sus múltiples rostros: el latifundio, el
desplazamiento, la guerra, las mafias, el narcotráfico, el sistema financiero,
los innombrables. Bogotá es una paradoja, no tiene petróleo, no tiene recursos
naturales de gran peso como los tienen otras regiones; no obstante, sostiene a
un país a la que ella, como ciudad y conglomerado social le es totalmente
ajena.
Bogotá y las
ciudades más grandes de la nación
aportan al sistema de transferencias el treinta por ciento de sus recursos,
ingresados mediante el pago de impuestos de la ciudadanía, para subsidiar
municipios en otras regiones. ¿Quién vigila los recursos de transferencia en
los lugares que dominan, la mafia y la manigua?
Adicionalmente
a esto Bogotá, en los últimos 20
años ha recibido más de 3 millones de
persona refugiados humanitarios[5], sin contar los refugiados
económicos de todos los estratos[6] y sin tener en cuenta los
aproximadamente, millón y medio de ciudadanos venezolanos que llegaron a la
ciudad en los últimos seis meses. Se
calcula que el número de ciudadanos venezolanos ingresados a Colombia por
la presunta guerra económica de las multinacionales contra el pueblo venezolano, sería de 4 millones.[7] No son cifras oficiales,
en Bogotá apenas se inicia el censo.
Al análisis
sobre la situación de la población en desplazamiento, que citamos en el pie de
página numerado como tres, se puede hacer múltiples observaciones, entre otras
que, quien lo elabora, no conoce la normativa. Los
municipios y distritos tienen la obligación de atender la ayuda humanitaria
inmediata, pero el responsable de implementar una política integral en materia
humanitaria es el estado Colombiano, que en el caso de Bogotá, brilla por su
ausencia.[8]
No fue
Bogotá como entidad de derecho público, la que fue declarada por fuera de la
Constitución en los Autos en los cuales la Corte Constitucional, falla en
relación con la emergencia humanitaria de más de seis millones de personas en
desplazamiento. Fue el estado Colombiano contra el que la Corte indicó cómo, en
relación a esta población, se presentaba un
“estado de cosas inconstitucional”, una situación que en cualquier país
del mundo se vería exótica, en el marco de un estado social de derechos. [9]
Pese a estos
datos que son cuantificables y comprobables, que no son, mera estadística sino hechos, Bogotá es acusada en los medios de
centralista, como un relato trasnochado y sin sustento científico, de algunas
élites regionales que se lucran de nuestro dolor y del dolor de quienes son desplazados.[10]
No puede existir “mito
urbano” mas falaz que dicha tesis, puesto que nuestra ciudad, desarrolló en sus
últimos veinte años la normativa más democrática e incluyente de toda su
historia.[11]
y [12]
Lo que
sucede es que ya no puede hacerlo más. Su institucionalidad (funcionarios del
sector social, movilidad, trabajo, etc.) está al borde del colapso.[13] Porque para hacerlo
requeriría una reforma institucional de fondo (¿federalización o secesión?).[14] Ya que no tiene ni suelo,
ni agua para seguir creciendo, esto sin considerar que la expansión de la
ciudad se procura a expensas de
subsidiar el latifundio regional improductivo. Este mecenazgo, que no se limita
a un asunto estético, ni de la crónica roja en la prensa, y que además, tiene un verdadero fondo
en lo económico y lo social, mecenazgo que es ocultado con una metáfora
rimbombante. Para nombrar esa imbricación entre la mafia y la política, se ha
utilizado una metáfora, “parapolítica”.[15]
La
parapolítica es la insinuación referente de la imbricación entre el feudalismo
del pasado y el feudalismo postmoderno. Es el enmascaramiento de la tercera
forma de colonialismo en Colombia,[16] el colonialismo
postmoderno, con sus nuevos señores feudales, más rapaces y violentos que
cualquiera que hayamos conocido. La suma expresión del “modernismo sin modernidad”, tesis acuñadas para dolor
del pensamiento imperial, por los pensadores anticolonialistas, forjados en las
universidades colombianas, en la novela, Antonio es profesor universitario:
¿Cómo impactan el “hecho neo feudal”, no únicamente a Bogotá, sino a todas las naciones culturales tan complejas que ‘conviven’ en Colombia? ¿Cómo se reflejan los hechos de la guerra grandilocuente y absurda en la vida de la persona bogotana? Eso es lo que narra Juan Gabriel Vásquez en su novela, “El ruido de las cosas al caer”, el alumbramiento, (hay dos partos en la obra), de los dos aspectos socioculturales que son la base del proyecto de una colombiana “transnacionalizada”.
Bien lo sabía él, que acompañó a Ricardo en el Nissan a una
hacienda sin límites visibles en Doradal, poco antes de llegar a Medellín, y
allí le presentó la parte colombiana del negocio, dos hombres de bigote y pelo
ondulado y negro que hablaban con voz suave y daban la impresión de sentirse
muy a gusto con su conciencia y después de saludar a Ricardo lo atendieron y lo
agasajaron como nunca antes nadie lo había agasajado ni atendido. (Vásquez,
2018, pág. 156.)
¿Cómo impactan el “hecho neo feudal”, no únicamente a Bogotá, sino a todas las naciones culturales tan complejas que ‘conviven’ en Colombia? ¿Cómo se reflejan los hechos de la guerra grandilocuente y absurda en la vida de la persona bogotana? Eso es lo que narra Juan Gabriel Vásquez en su novela, “El ruido de las cosas al caer”, el alumbramiento, (hay dos partos en la obra), de los dos aspectos socioculturales que son la base del proyecto de una colombiana “transnacionalizada”.
El nacimiento de la parapolítica y el narcotráfico, brotados del maridaje entre
las élites colombianas del antiguo feudalismo y el nuevo feudalismo, de
izquierda y de derecha, en materia de narcotráfico, no hubo distinción. La
caracterización de los personajes de Ricardo y Elena lo dice todo.
¿Pero cuál es la diferencia con
relación a la narco novela y las tesis de “Mondo”? La obra de Juan Manuel
Vásquez narra desde la autoficción, el impacto sobre la vida nacional, del nacimiento
de la “parapolítica” escribe una novela desde lo personal, desde lo cotidiano,
desde la gente que se dejó arrastrar por el “canto de sirenas”; también relata,
cómo los hechos del neo-feudalismo, dañan al individuo, al ciudadano común y al
colectivo nacional.[17]
en concreto las prácticas en que la memoria individual está atravesada por la memoria colectiva (familiar, comunitaria) y sirven de expresión a la voz de los otros (polifonía). En este sentido, considera los relatos de escritores tocados por la experiencia del exilio, en los que la reconstrucción de la memoria familiar exige el recurso al testimonio y a la historia oral, narrativas híbridas que confunden la voz del autor con otras tantas voces y la búsqueda de la identidad personal es posible solo mediante el recuento de la historia de la comunidad. (Sandoval, 2015, pág. 15.)
Los recursos literarios en la novela contemporánea[18]
El
desarrollo de la tesis que presentamos se expresa en los recursos literarios
del canon contemporáneo, utilizados en la obra. La
posmodernidad o globalización, es posible por efecto de la despersonalización
(destrucción del yo), [19] la destrucción del
arraigo familiar y del territorio (separación y/o desplazamiento) y vinculación
del valor agregado económico producido por las economías subterráneas, a los
activos brutos de las empresas globales.[20] ¿Cómo se logra esto de
manera práctica? Mediante la utilización y sistematización de la barbarie.[21]
En
sociología se denomina, la normalización de la violencia, en antropología se
entiende como la violación del tabú. Al perder todos sus referentes el “yo” postmoderno,
se reelabora, para lograr sobrevivir sin perder la razón, entonces construye la
metáfora de su identidad dentro de sí mismo. Los kankuamos[22] dicen que llevan su
territorio en el corazón, diríamos literariamente, en la memoria.
Para este
proceso de reelaboración personal, familiar y colectiva, se requiere de unos
recursos literarios, asociados necesariamente con las técnicas de
reconstrucción de la memoria individual y colectiva, recursos que se presentan
de manera sistemática en la obra de Juan Gabriel Vásquez. Si acudiéramos a un
análisis etnográfico, no hablaríamos de protagonistas, ni siquiera de
proto-héroes, solo podríamos hablar de
sobrevivientes. Al sobreviviente únicamente le queda su mundo interior.[23]
La introducción
del relato en la obra de Vásquez se estructura entonces en sucesivos racontos[24] y monólogos interiores y
el más manifiesto uso de la técnica de corriente de la conciencia[25] se presenta posterior al
atentado en el cual el protagonista, casi pierde la vida:
El final, el clímax con el cual, se resuelve el conflicto nos lleva a una conclusión, ni legal, ni ilegal, el dolor de un negocio que daña a las personas, no puede tener final feliz, ni siquiera para quienes se enriquecieron con eso, ni para aquellos que no tuvieron nada que ver con dicho negocio.
los
acontecimientos se viven como experiencia de conciencias individuales, gracias
a los cuales el narrador dispone de una mayor libertad en el uso de personas y
tiempos verbales (puede recurrir al uso de la primera persona, monólogo
interior, etc.) Lo histórico se personaliza y se percibe y enuncia desde una
subjetividad. (Ainsa, 1993)
El final, el clímax con el cual, se resuelve el conflicto nos lleva a una conclusión, ni legal, ni ilegal, el dolor de un negocio que daña a las personas, no puede tener final feliz, ni siquiera para quienes se enriquecieron con eso, ni para aquellos que no tuvieron nada que ver con dicho negocio.
En cuanto
a los participantes activos, este presunto
matrimonio feliz, entre las representaciones metafóricas del ejército colombiano
(Ricardo era militar) y los servicios de
inteligencia gringos (Elena, era de los Cuerpos de paz) paulatinamente se
complejiza deviniendo en pesadilla. (Vásquez, 2018) “¿Quién necesita un
cuerpo de paz?”
Este drama postmoderno se narra desde
las temática más humana y a la vez las
que pareciera más contingente, un tragedia en la cual los humanos se han
desprovisto de Dios para asumir la responsabilidad de su propio destino.
Con relación al narrador, una persona
afectada por “La guerra de los callados”,[26]
de los innombrables, involucrado por un
azar desafortunado del destino, lleva las marcas de las heridas invisibles. Las
heridas invisibles del conflicto, son a veces más difíciles de curar que las
heridas del cuerpo.
La
ciudadanía en general piensa que no estando implicada en el desastre nacional, no resultará afectada,
pero los hechos de los desenlaces, la consecuencia de estos, sobre la vida de
Leticia y su hija (una alusión directa a "La Vorágine" de José Eustasio Rivera) y la hija de Helena, son concluyentes:
Llamo para que no te preocupes», decía esa voz, la voz querida, «estamos bien, Antonio. Leticia y yo estamos bien. Hoy es domingo, ocho de la noche, y no has venido. Y yo no veo adonde podemos ir ya. Tú y yo, quiero decir, no veo adonde podamos ir tú y yo, qué es lo que sigue después de esto que nos ha pasado. He tratado, he tratado mucho, tú sabes que sí. Y ya me cansé de tratar, hasta yo me canso. Ya no puedo más. Perdóname, Antonio, pero ya no puedo más, y no es justo con la niña.
La violencia política y social se desarrolla como el marco
necesario de la creciente violencia intrafamiliar en Colombia.[27] De manera absurda nos
preguntamos por sus causas.[28]
Como colofón
de una crítica que no se ha impuesto el empleo de los calificativos, sino en el
análisis del contexto y la función poética para el sociolecto colombiano o mas
bien Bogotano, dejamos la siguiente inquietud, complementaria a la “tremenda”
reflexión hecha por Juan Gabriel Vásquez, indudablemente, magnífico escritor
bogotano contemporáneo.
Por allí, en alguna nota de pie de página a propósito de
un proyecto musical llamado “Mestizajes”, liderado por la Orquesta Filarmónica
de Bogotá, intento en el cual se vislumbraba una reflexión sobre el proyecto de nación mestiza, que le
proponíamos al país en el gobierno del Alcalde, Luís Eduardo Garzón, aparece la
canción “Maligno”, de aterciopelados.
El curador de “Mestizajes” pudo escoger cualquier canción de
“Aterciopelados”, tienen tantas, tan reflexivas, para incluirla en esa
publicación de la Filarmónica. No obstante escogió “Maligno”. A propósito de un
análisis sobre ingeniería social sobre Colombia, nos preguntamos. ¿A qué
“Maligno” se refiere? y ¿Por qué amamos
a quien nos ultraja o a quien nos usa? (Maligno, 1998)
Del pintor Coreano Minja Lee. |
Bibliografía
Aterciopelados (Intérprete). (1998). Maligno. [M. Zurkow,
Dirección] Bogotá D. C., Colombia.
Ainsa, F. (1993). América.
Cahiers du CRICCAL (12), 11-26.
Cortázar, J. (12 de 7 de
2018). https://unabvirtual.blackboard.com/. Obtenido de
https://unabvirtual.blackboard.com/
Dugin, A. (5 de oct de
2014). Alexander Dugin - La Cuarta Teoría Política ( En ruso).
Recuperado el 20 de 07 de 2018, de Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=WhOpSDVf4qQ
Maestro, J. G. (30 de
ene de 2018). Obtenido de Canal de Youtube de Jesús G. Maestro:
https://www.youtube.com/watch?v=QG3eN8MQNVE
Sandoval, J. É. (Enero-
junio. de 2015). Tradición autobiográfica y autoficción en la literatura. De
Raíz Diversa, vol. 2.(núm. 3.), pp. 221-242.
Vásquez, J. G. (19 de 06
de 2018). El ruido de las cosas al caer. Bogotá: Alfaguara. Obtenido de
www.unab.edu.co
[3] Aquí se puede agregar de
parte nuestra que dicho género ha tomado una fuerza inusitada, no
exclusivamente en la narrativa sino en el cine y la producción televisiva,
pero en estos dos últimos contextos, en el marco de una industria cultural
marcadamente consumista.
[4]
https://www.youtube.com/watch?v=0sBlz-cb8mg.
[9] http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/autos/2017/a266-17.htm
Estado de cosas inconstitucional significa que se violan sistemáticamente
todos los derechos de estas poblaciones, no existe la constitución para ellos.
[10] Aquí colocamos un punto y
aparte. Existen una élites que se preocupan de sus regiones, trabajé el tema
cuando hice explícita la diferencia entre latifundio improductivo e industria
agrícola nacional a propósito del texto “El Alférez Real”. O sea, la
diferencia entre la colonización en el sur del país, es totalmente diferente a
la colonización del norte del país y eso ha derivado en las naciones
culturales que hoy hacen parte del mismo. La misma observación se puede hacer
con relación a los santanderes por su influencia alemana y romm (gitana). Por otra parte debemos
tener en cuenta que Bogotá es otra región del país, también tiene unas élites
regionales y es la más afectada por el centralismo.
[12]
https://www.youtube.com/watch?v=rB0bG5R9wTM.
[14]
https://www.youtube.com/watch?v=2Bij3tmGidY
[15]
http://www.observatoriodetierras.org/wp-content/uploads/2013/10/Francisco-Guti%C3%A9rrez.pdf
[18]
https://www.youtube.com/watch?v=A01Cxq_pNiE.
[19] Esta
cita corresponde al programa “Desde las sobras”, presentado y producido por el
Coronel de contrainteligencia de la Federación Rusa Daniel Estulin, quien
además es un escritor e investigador social, de amplia trayectoria. En el
programa sobre el “Instituto Tavistock”, el coronel Daniel Estulin, desarrolla
los conceptos constitutivos de lo que se ha dado en llamar “ingeniería social”
y “guerra cultural”.
[20] Legalización del narcotráfico y sus
actividades asociadas: legalización de la prostitución, legalización
del trabajo esclavo, normalización del comercio de material biológico derivado
del aborto, legalizar el aborto eugenésico entendido en este caso como forma
de disminuir dramática y planificada de la población que se considera sobrante,
inclusive se ha habla de instituir la pedofilia como una forma aceptable del
tráfico sexual, etc.
(https://www.unodc.org/documents/colombia/2013/septiembre/Estudio_Consumo_Adolescentes_en_Conflicto_2009.pdf)
(https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_activista_ped%C3%B3filo)
[21]
https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/11328/EntrevistaDanielEstulin.pdf
[22] En los documentos en los
cuales trabajan su reconstrucción cultural en Bogotá. Pueblo originario de la
Sierra Nevada de Santa Marta- Colombia, casi exterminado entre 2000 y 2012,
tiene medidas cautelares otorgadas por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Fueron asesinadas en este periodo casi 400 personas.
[23]
https://www.youtube.com/watch?v=niqXLvvsVHo
[24] Se conoce como racconto o narración pre activa
a toda aquella escena retrospectiva del pasado, que conforme vaya pasando el
tiempo va progresando lentamente de forma lineal hasta llegar al momento
inicial del punto de partida de la historia. Tomado de Wikipedia. Es un flash
back extenso, como el referido a la
caída del avión en el Campo de Marte.
[25] La corriente de conciencia
consiste en una forma de pensamiento, sin diálogo ni descripciones y sin
interrupciones ni trabas de pensamientos e ideas en la mente consciente.
Tomado de figurasliterarias.com.
[26] Una canción del Joe Arroyo.
[27] Se hace necesario en este
aparte llamar la atención de la situación crítica de los funcionarios que
atienden en el sector social a las víctimas de la violencia intrafamiliar, en
Bogotá particularmente las personas que atienden en las Comisarías. También y
a propósito de aquellos que también de manera absurda hablan de legalización,
invito de manera tranquila pero firme ha hacer una evaluación del consumo de
SPA y su relación con la violencia intrafamiliar.