Muchas son las piezas musicales que se han escrito a nuestra ciudad. Desde rumbas criollas, pasando por pasillos, canciones con ritmo de bambuco pero con una sonoridad muy contemporánea; también se han escrito composiciones en ritmo de rap o en tiempo de salsa.
En julio, el mes de la nación, recuperemos algo de lo que dice Leguis Trespalacios, "en Bogotá, todos somos colombianos", esto para significar que aquí como en ninguna otra parte existe una institucionalidad empresarial, ecadémica, de las organizaciones sociales, que responde por propios y extraños.
Por esta razón, vamos a rememorar, algunas de las piezas musicales más conocidas y contemporáneas, no sin antes decir que la música es una de las expresiones del arte popular, más cercana a nuestras comunidades.
Una de las canciones más bonitas, compuestas a Bogotá, es la que acabamos de postear, es una pieza muy contemporánea. Ella nos habla de lo que significa nuestra ciudad para la Nación, un país descuadernado socialmente por la guerra, nos habla de la relación del migrante, económico o polįtico, que ha encontrado en las grandes urbes de nuestro país, principalmente Bogotá, un urbanismo hecho a plomo, una migración hecha por la violencia de la desterritorialización de millones de nuestros compatriotas en las regiones, inclusive, un desplazamiento que se da dentro de nuestra propia Bogotá. La canción de Leguis Trespalacios, nos habla de eso, de estar agradecidos, pese a lo dura que puede ser nuestra vida en Bogotá. Una canción de la autoría y composición de Leguis Trespalacios.
En la siguiente canción, a su manera Marcelo Cezán e Iván Sánchez, nos hablan sobre qué es “echar un pie” por Bogotá; por sus calles, una bellísimas. llenas de arquitectura e historia, y otras no tan bellas, aquellas por las que, el globalismo nos notifica, procesos de deterioro gentrificador.
Pero no solo los “gomelos” barranquilleros, paisas, santandereanos o vallecaucanos, le han escrito a mi Bogotasita Linda, también lo hacen, aquellos que la padecen, es así como nuestros jóvenes raperos, han escrito a Bogotá, paginas reflexivas llenas de espíritu y algo de esperanza, pese a que ellos no saben si tendrán que dejar de ser, para acepta a nuevos millones de migrantes, de los cuales, la ciudad debe hacerse cargo, cuando ni ella ni nosotros sus habitantes, somos responsables de haber generado las condiciones políticas para que esas personas lleguen. Hasta cuándo nos preguntamos, tendremos que asumir los daños colaterales de decisiones que nosotros como ciudadanos no hemos tomado? Mas cuando, nuestra ciudad aporta a la nación el cincuenta y un (51) % de los impuestos que recibe la nación. Un territorio como el nuestro, que no tiene recursos naturales, como petróleo u oro y del cual depende para todo una nación que ha permitido el desplazamiento de más de seis millones de campesinos
Con todas sus complejidades culturales, con múltiples desafíos, de eso se trata reflexionar y tomar acción, en la construcción y reconstrucción de nuestra ciudadanía, mediante la reelaboración de nuestros proyectos culturales institucionales, comunitarios y personales. Una ciudadanía, la única que conocemos, la que nos permite a todos ser, la ciudadanía bogotana, habitantes en esta ciudad inmensa en todo aspecto, una ciudad que puede desafiar al mundo, pero que requiere responder por los ciudadanos que actualmente la habitamos, consolidando un proyecto de ciudad con justicia social para todos.
Sin embargo y pese a lo difícil que pueda resultar está época, es necesario no olvidar la cotidianidad que nos alimenta día a día, tomarse una "aguapanela", subir a Monserrate, montar en bicicleta, echarse un picaíto, echarse una conversada para arreglar el país, una tintiada o una pola, en la cafetería o en el lugar de moda; todo para mojar la palabra y con ella, recomponer nuestros procesos. No olvidar nuestros referentes comunitarios, nuestra capacidad de estudiar, de comprender, de proponerle al país nuevas formas de pensar o la reelaboración de otras que dejamos por allí en el cuarto del San Alejo, tal vez aquellas, o estás, puedan servirnos para mejorar en todo aspecto. Eso es lo que nos dice Mauricio palo de agua en esta canción que parece un bambuco.
Y por último, recuerda, sin Bogotá no seríamos nada, (sostenemos a Colombia), por eso cuídala, defiéndela. Eso es lo que nos dice Jairo Varela, en una inspiración casi épica. Hola rola! Y si lo dice él, imagínate!
La academia oficial dice que los malos eran los españoles, sin embargo, no fueron ellos los que nunca autorizaron la libertad de los esclavos de origen africano y solo proclamaron una libertad de vientres hasta 1857.
No han sido los españoles, los que nos han mantenido en más de 200 años de guerra después de 1810; no han sido los españoles, los que no nos entregaron a las mujeres nuestra presunta ciudadanía hasta 1991.
Tampoco han sido ellos, los que han endeudado el país a más no poder. Tal vez reflexionar las consecuencias del hecho polįtico desde la realidad y no desde el interés de la 'real politik', sea lo mejor para nosotros. Todavía estamos a tiempo.
Preguntemos, la historia que cuenta Jairo Varela en su canción, se está repitiendo?
Gomelo:
